(Foto: Audrey Hepburn y su maleta en “Breakfast at Tiffany’s”)
Fobia “maletil”
Odio hacer maletas. Como me gusta optimizarlo todo, sufro mucho, porque optimizar una maleta es una tarea ingrata e imposible. ¿Estoy segura de que tengo todo lo que necesito? ¿No llevo demasiado? ¿Y si llueve, o hace más frío? ¿Qué se me está olvidando?. Las maletas nunca son como en las películas, pequeñas, ligeras y con capacidad infinita.
Una maleta son “x” combinaciones de looks elevadas a “n” complementos comprimidos en “y” centímetros cuadrados. La cuarta dimensión, que llena el tema de relatividad, es el tiempo… Y yo siempre fui de letras puras, así que queda clara mi problemática.
Con esta actitud, es fácil imaginar que no miento cuando digo que SUFRO ante una maleta una angustia cuasi existencial. Enfrentarme a mi armario y al “qué me llevo” me agota. Tengo un amigo que me diría “háztelo mirar”, y tendría razón.
Mi marido nunca ha llegado a comprender por qué tardo de media cinco veces más que él en hacer una maleta. No le culpo. El cuenta los días que nos vamos y recoge igual número de pantalones y camisas, camisetas o polos. La ropa interior y los zapatos siguen el mismo criterio. El proceso nunca dura más de 20 minutos a lo sumo.
Cuando me toca a mí, todo se complica. Cada look lleva complementos diferentes: los zapatos varían radicalmente, hasta la ropa interior tiene diferente color y forma según con qué te la pongas. Como mínimo necesito una hora y la cama vacía para cuadrar un viaje de cuatro días.
Ahora es cuando confieso que el título de este post es algo engañoso. A lo largo de los años no he conseguido encontrar la piedra filosofal aplicable al mundo de la maleta. No he logrado resolver la difícil ecuación de hacerla en un tiempo razonable. Así que no puedo ofrecer LA RESPUESTA con mayúsculas a este gran problema de nuestro tiempo: me voy a quedar en compartir las pautas que he ido desarrollando para minimizar mi malestar “maleteril”.
10 pasos para encarar el trauma de hacer la maleta
- Comienzo el proceso de mentalización una semana antes, para gestionar mejor el stress que me produce el tema. Truco: A ser posible, dejo listo el neceser y me doy una palmadita en la espalda como si con eso hubiera puesto una pica en Flandes. No vale reírse, el neceser tiene sus cosas… ¿O soy la única que rellena botellitas pequeñas de champú para no cargar con los frascos grades? Os recomiendo este artículo del Huffington Post, que demuestra que hay gente más friqui que yo a la búsqueda de la maleta pefecta.
- Dos días antes saco la maleta elegida y la dejo ya en la habitación, para ir perdiéndole el miedo. Si es un viaje largo también la insulto un poquito, para perderle además el respeto.
- Llegado el día D, procuro comenzar pronto por la mañana (si el trabajo me lo permite), para tener todo el día por delante y poder tomarme un descanso en momentos de desesperación. Y no, NO HAGO listas que coarten la inspiración y espontaneidad del momento. Aunque si tienes dos dedos de frente igual es mejor que sí las hagas como recomiendan en este artículo que comienza por una lista…
- Con el número de días fuera de casa en mente, comienzo el despliegue encima de la cama. Ojo: el despliegue ES fundamental, nunca hay que sacar del armario y meter directamente en la maleta. Esto afectaría a la eficacia del proceso que se deriva de los pasos 8, 9 y 10 y del ulterior “debugging”.
(Foto: George Clooney ese enfrenta a su maleta en “Up in the air”)
5. Primero, ataco los eventos especiales o celebraciones, que son los que más lata dan. Es decir, empiezo por lo más difícil cuando estoy con la moral alta y muy motivada. Consejo: música rock cañera de fondo, o tertulia política, para el caso es lo mismo, despistar al cerebro.
6. Luego paso a los looks de día, más cómodos e informales, y la ropa playera o montañera o lo que se tercie. Como Coronel Tapioca ya no existe, este paso se ha complicado en caso de que el destino sea un Safari o alguna otra experiencia exótica.
7. Por último los conjuntos para posibles salidas nocturnas. Importante: Meter siempre al menos una rebeca de verano porque o vas a Sevilla, o nunca se sabe lo que refresca por la noche. No lo olvides: el mundo del vestido de tirantes es peligroso, especialmente en locales con aire acondicionado.
8. Cuando mi cama parece una mesa de Zara durante las rebajas, paso a la ropa interior y voy sacando la que le hace falta a cada conjunto. Consejo: sí, hay que llevarse algún sujetador sin tirantes. Las que hicimos G.B. aún no hemos asumido que el tirante del sujetador se pueda enseñar como parte de un look “comme il faut”.
9. Repito el proceso con los zapatos… y aquí, hay que recordar, por muy “fashion victim” que se sea, que si se va a hacer turismo, el tacón no es tu mejor amigo. Las que medís más de 1,70 podéis saltaros este comentario, que no tenéis este problema. Yo me doy a las chanclas, y tiro de colección de Havaianas, que además de monas ocupan poco y hacen de zapatillas en caso de que el hotel no invite a pasearse descalza…
(Foto: “no sin mis Havaianas”. Autor: Ana Amelia Serrano. Todos los derechos reservados)
10. El último paso es la bisutería, con la ropa aún a la vista, recojo el collar o gargantilla que va con cada cosa y los pendientes pulseras y anillos que lo complementan. Hay que llevarse un comodín: esa pieza sencilla que va con todo, y que te saca de cualquier apuro. Mi recomendación de Gilda’s Closet, un collar largo minimal de cuarzos, y unos pendientes Sabrina transparentes.
(Foto: Modelo con Collar largo “minimal cuarzos” de Gilda’s Closet. PVP 38 €)
(Foto: Pendientes Sabrina transparentes. PVP 36 €)
Reglas básicas para optimizar la selección
Llegados a este punto, parece que mi armario ha explotado, y que nunca lograré meter tanta cosa en la maleta elegida, que por lo general, siempre parece más pequeña de lo que es. En ese momento, y antes de la fase final conocida como “tetris” o “estibado” de lo amontonado, aplico las siguientes reglas básicas para optimizar la selección:
- Compruebo que llevo looks completos probados y testados, es decir, dejo los experimentos para cuando puedo cambiarme quince veces en casa.
- Ante la duda, doy prioridad a mis prendas favoritas, así me aseguro no tener que lamentar habérmelas llevado…
- Meto siempre un conjunto más de lo necesario. Por si los imprevistos o los cambios de opinión.
- Realizo un proceso de “debugging” para detectar errores, redundancias, y si son pocos días y la maleta pequeña, reduzco las gamas de colores a usar, para que los complementos, zapatos etc, sirvan para más de un look.
Para los que queráis profundizar en este tema que tanto estresa en esta época del año, aquí os dejo un artículo de traveler.es . George Clooney en “Up in the air” es, sin duda, el modelo a seguir en esto de hacer maletas.
(Foto: George Clooney en “Up in the air” y la maleta perfecta para volar)
Ana Amelia Serrano
Addicted to start-ups, good movies, food & design. Having fun with www.gildascloset.com. In love with my two boys & my talented husband.
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