De Boda con Minifalda y Alta Bisutería

(Foto, Autor: Ana Amelia Serrano)

Hace poco tuve boda. De las apetecibles: con viaje, la familia, buenos amigos, historia con final feliz, gente nueva interesante, y mucha, mucha comida… El momento “qué me pongo” se me hizo más cuesta arriba que en otras ocasiones. No vamos a negar que me gusta arreglarme, y boda = ocasión para taconazos y look espectacular… Pero había ciertas variables a sortear con elegancia, lo cual no dejaba de ser un reto. He aquí las tres principales:

• Mama con las “medallas” que te dejan los partos: mi “tripota” -como la llama mi hijo pequeño- nunca ha vuelto a ser la misma…
• Los “40 y…”, que por mucho que digan, no se enfundan en los vestidos como los “ 30 y…”
• Un presupuesto de “Start-Up”, es decir, hay que tirar de fondo de armario que no está el horno para bollos…

Rebuscando entre mis tesoros encontré un vestido italiano de hace dos años, de “DIVINA”, con un cierto aire años veinte, minifaldero, de tirantes, elegante y un punto sexi: !qué más se puede pedir!. El tema ahora: lograr enfundárselo sin perder la dignidad. Un reto es un reto, y a mi me gustan, que le vamos a hacer. Manos a la obra.

Cómo salir triunfante del reto “minifaldero” en 5 pasos

1-  El tema de la barriguita “extensible”, esa que parece guay a las 9 de la mañana, y que ocupa dos tallas más después de la comida, se solucionó con una “fajita”. Sí, lo confieso. Y me cuesta, que conste. Pero esto ya lo habían descubierto nuestras abuelas. Si tu ritmo de vida y de trabajo no te permite tener unos abdominales de hierro, y aún así pretendes meterte en un vestido más o menos “ajustado”, de cabeza al Corte Inglés, que hay maravillas en corsetería. “Celebs” como Jennifer Lopez o Beyoncé ya confesaron que las usaban hace tiempo (aquí dejo un artículo de Divinity para curiosos). Desde entonces hay mucha adicta a las maravillas que fajas como las de http://www.spanx.com pueden hacer por tu figura.

2-  Lo de los 40…, he aquí mi secreto: lo ignoro. Simple y llanamente. Para vestirme, nunca me he fijado mucho en que edad tenía, sino en qué me sentaba bien, con qué estaba a gusto y qué me parecía bonito. Con la ropa, como con todo en esta vida, hay que divertirse y disfrutar. Así que “sí” a la mini falda. Claro que hubo que matizar el escabroso tema del blanco refulgente de mi piel, la ocasional variz, y en fin, los estragos del invierno. De nuevo, una visita al Corte Ingles, departamento de medias, acabó con mis penas. Por 9 euros me hice con unas de esas que son solo un pelín más oscuras que tu piel, y que no tienen costuras, así que casi no se notan con unos peep-toes. Lo que si se nota es que las piernas parecen otra cosa.

(Foto:Peep-toes Pura López verano 2015)

3-  Siguiendo con el protocolo minifaldero, los zapatos fueron la siguiente consideración. Mi fondo de armario me ofrecía unos peep-toes de Pura López de raso gris perla, que me costó mucho encontrar en su día para este vestido. (Al final me salvó una tienda que se llama HANGAR en Hermosilla 70). Imprescindible que fueran salones con plataforma, escotados, sin adornos en el empeine o el tobillo para alargar la figura. Desgraciadamente no nací con las piernas de infarto de Cyd Charisse, así que cualquier cosa que me ayude a que parezcan más largas, se agradece.